La casa está catalogada como patrimonio arquitectónico. En sus orígenes probablemente estaba vinculada al monasterio de Sant Pere de Rodes. La parte mas antigua de la casa es una estancia con paredes de piedra y techo abovedado, vestigios del S. XIII, constando una primera transmisión en el año 1622. La casa ha cambiado a lo largo de tantos siglos, ampliando estancias, incorporando elementos arquitectónicos diferentes. Destacan sus dos fachadas completamente diferenciadas. La de cara sur, con amplios ventanales soleados y sus magníficas vistas. La del norte, con vistas a la ermita de San Onofre y al castillo de Sant Salvador, así como al parque natural de Verdera sin ninguna edificación.
La finca tiene como hecho diferencial la existencia de dos torres de vigilancia. La primera, al lado del camino a la sierra y de la puerta de los leones, que fue construida para la vigilancia de posibles bandoleros que se escondían en algunas cuevas cercanas. La segunda torre, de piedra, con frisos decorativos y ventanas con reminiscencias góticas que le dan prestancia y realza el conjunto. Toda la finca está rodeada de muros que delimitan los jardines de 5000m2.
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